lunes, 24 de diciembre de 2007

El derroche de la Junta Central Electoral

Julio César Castaños Guzmán
Luis Arias.

Roberto Rosario.

La Junta Central Electoral (JCE), en plena crisis económica, gasta 23 millones de pesos en canastas navideñas.



Por Raúl Germán B.
Raulgerman78@yahoo.es

SANTO DOMINGO OESTE.- La Junta Central Electoral, la encargada de organizar y darles reconocimiento al próximo presidente y vicepresidente de la República Dominicana en las elecciones del 16 de mayo 2008, no escapa, tampoco, de los escándalos que envuelven al Estado dominicano.

No se justifica que la JCE gastó, mejor derrochó, más de 23 millones de pesos (unos 700 mil dólares) en canastas navideñas para más de cuatro mil empleados y para periodistas.

Según la publicación que hizo, el 19 de diciembre, el periódico Diario Libre, el presidente de la Cámara Administrativa de ese organismo, Roberto Rosario, ordenó la compra de 5 mil 200 canastas SIN UN CONCURSO previo (a tres empresas). Las leyes dominicanas obligan a que todas las compras que realiza el Estado se deben hacer por concursos.

Desde aquí, jamás, nos oponemos al derecho que tienen los empleados de la JCE a que se les den sus canastas, pero si reprochamos la suma tan abultada, y que no se llamó a un concurso, como certifica el medio que ya citamos.

Lo penoso de este hecho es que el señor Rosario se niega a dar detalles acerca de ese gasto. Tal parece que él piensa que esos recursos salieron de sus bolsillos. ¿Verdad Roberto Rosario? Esa misma institución alega que está en crisis económica.

Pero eso no es nada, el presidente de la JCE, Julio César Castaños Guzmán, defendió esa barrabasada con el argumento de que en esa dependencia no trabajan animales. Por si los lectores no entienden, la JCE tiene más de un presidente. Otra animalada.

Eso es penoso que un hombre con tantas luces académicas diera una respuesta de un descerebrado. Solamente debió aclarar, si ese proceso fue legal, para que la ciudadanía valorara esa compra.

Y lo lindo del caso es que esos patriotas, los jueces, cuando se vayan a sus casas, hay que pensionarlos con lujosos salarios, los cuales contrastan con el tiempo que duran sus funciones en la JCE (la mayoría 4 años).

Hay empleados del Estado que laboran por 30 ó 40 años y se van a sus casas con pensiones de dos mil pesos, y estos "patriotas" hay que buscarles cientos de miles de pesos. Qué justo es mi país.

Me recuerdo que el presidente de la JCE, Luis Arias, en las elecciones congresales y municipales del 2006, al año de salir de ahí lo nombraron embajador dominicano en Canadá

En esas elecciones hubo todas las acusaciones de fraudes en contra de muchas de las autoridades actuales, las cuales guardan vínculos o son del partido de gobierno, el la Liberación Dominicana.

Desde el punto de vista de la ética y la moral, ese señor no debió tomar ese cargo. Son muchos los que dicen que esa fue su paga, ese es su precio, según añaden. Pero que corra la bola.

En nuestra sociedad, solamente valen los hombres y las mujeres que amasan dinero, no los que amasan honestidad, seriedad, talento académico.

Así, yo, no quiero nada. Por suerte hay un Dios en el cielo, el Justo Juez. Estos mequetrefes que abundan en todos lados, algún habrá que pasarles cuentas. No será aquí, ni allá. No hay justicia social en parte.

Y por último, los periodistas que se acostumbran a recibir canastas, carros y otros de los políticos y de sus fuentes, les escribiré textualmente lo que dice el manual del periódico colombiano El Tiempo:

“Ningún periodista de El Tiempo puede, en ninguna circunstancia, aceptar regalos o dádivas de una fuente informativa. Todos los obsequios que puedan llegarle de manera espontánea, a la oficina o a la casa, deben entregarse a las directivas del periódico, las cuales procederán a su devolución…

…De esta prohibición se exceptúan los obsequios de valor simbólicos y no comercial que suelen enviar en temporadas en que es tradición el canje de regalos y cortesías, como la navidad, y especialmente si pueden servir para el ejercicio de su profesión, como lapiceros, libretas de notas, calendarios, etc. De esto último no se hacen parte, obviamente, los adornos personales, los licores, las joyas, los objetos decorativos ni los de uso doméstico”.

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