miércoles, 21 de noviembre de 2007

Uso correcto del adjetivo mismo.

Por Raúl Germán Bautista.
raulgerman78@yahoo.es

SANTO DOMINGO.- En la redacción periodística nos está abrumando una falsa y nueva función que les dan, los redactores, al adjetivo mismo. Los periodistas y comunicadores debemos saber, suponemos, las funciones y definiciones de cada categoría formal.

Y el desconocimiento, por descuido de la lectura comprensiva, del uso correcto del mismo está colando en los medios de comunicación errores semánticos y sintácticos.

Leemos a diario: “Se cayó un avión, muriendo los ocupantes del mismo”. Esta frase, aunque no se crea, es común en los medios de comunicación.

En este caso se le da la categoría de pronombre al mismo; eso no es posible. Lo correcto hubiese sido: “Se cayó un avión y posteriormente murieron sus ocupantes o los ocupantes de éste; de él.” No nos referimos al error que presenta el uso de ese gerundio (muriendo), porque lo desglosaremos en otro tema.

Tomamos del libro “Lenguaje y periodismo” del profesor Fernando Díez Losada estas definiciones del uso correcto del "mismo":

“El vocablo mismo (a-os-as) desempeña básicamente dos funciones diferentes: a) Refuerza o enfatiza, un tanto pleonásticamente, al nombre, pronombre o adverbio afectados: "Se lo dijo su misma hermana"; "Yo mismo haré el trabajo"; "Iré hoy mismo".
b) Indica identidad con un término de comparación expreso o tácito: "Tengo otro libro del mismo autor"; "Comeremos lo mismo que ayer"; "Siempre vienen las mismas personas". Para comprender la diferencia entre las dos funciones expresadas, bastaría comparar estas dos oraciones: Lo hizo él mismo (es decir, él en persona y no otro cualquiera) y Lo hizo el mismo (es decir, lo hizo alguien que ya había actuado anteriormente).

Al margen de estas funciones legítimas, se ha generalizado el uso ilegal de un mismo-a anafórico, es decir, suplantador de pronombres personales, demostrativos o posesivos.

Por ejemplo: "Nos referimos al contenido de su carta y a las consecuencias de la misma." En un castellano correcto se hubiera dicho: "Nos referimos al contenido de su carta y a las consecuencias de ella (o a sus consecuencias).

"El Esbozo (prácticamente la gramática oficial de la Academia), con una dureza y energía poco usuales en esta obra, llama "la atención sobre el empleo abusivo que la prosa administrativa, periodística, publicitaria, forense y algunas veces la prosa técnica hacen hoy del anafórico el mismo, la misma, por considerarlo acaso fórmula explícita y elegante.

Pero no pasa de vulgar y mediocre..." El virus de esta moda parece haberlo invadido todo. La propia Academia (Diccionario manual) en el artículo auditoría escribe: "...examen de libros, cuentas y registros de una empresa para precisar si es correcto el estado financiero de la misma..." Y en una obra como el DRAE, de la que se esperaría poco menos que la infalibilidad pontificia, incurre en el empleo abusivo de ese mismo vulgar y mediocre. En la acepción 14 de cuenta (acreedora) se lee: "La que presenta saldo favorable al titular de la misma." ¡No somos nadie!”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias Raúl, tu nota me sirvió para disipar dudas en una traducción en la que estoy trabajando...

Luis Manuel dijo...

muy buen punto..te felicito

romilda dijo...

Hola, Raúl

Acabo de buscar en el DRAE (versión en línea) y lo han cambiado, ahora está:

~ acreedora.

1. f. La que presenta saldo favorable a su titular.

jejejeje - ay qué verguenzaaaaa

A ver, está difícil encontrar más artículos o estudios especilizados acerca de ese mal de "mismo", me lo podrías indicar?

Te agradezco de antemano

salu2

Romilda