viernes, 16 de julio de 2010

El buen reportero




John Hohenberg, autor del libro El periodista profesional, nos aconseja:


Esta es la imagen de un hombre.


Se mueve rápida y reposadamente. Pregunta temas específicos, anticipa sucesos, acciones y reacciones cuando es posible hacerlo.


Conoce las noticias del día, lee cuidadosamente los periódicos y las revistas; escucha la radio y ve los noticiarios de televisión para mantener sus conocimientos al día.


Es educado y culto. Averigua no sólo lo que pasó, sino también por qué sucedió y qué puede esperarse que ocurra luego.


Es diligente sin ser entrometido, agudo sin ser ofensivo, influyente sin ser hombre de confianza de nadie, perceptivo sin ser adivino, solícito sin ser pedante, escéptico sin ser cínico, minucioso sin ser un taquígrafo, cuidadoso sin ser indeciso, determinativo sin ser discutidor, de buenas maneras sin ser un portero.


Él hace mucho más que dar las noticias. El periodismo no sería una profesión si fuera un simple captador de noticia. Es una fuerza primaria en nuestra vida diaria, una fuerza que transmite, explica, y algunas veces, origina un flujo mundial de sucesos e ideas de actualidad.


Ejercita una amplia e incalculable influencia sobre la gente dentro del alcance de su comunicación.


NO ES UN SEMIDIÓS. ES SU REPORTERO FAVORITO.

Decálogo de Camilo José Cela.

La literatura y el periodismo van de la mano.


HUARAZ, Áncash, Perú.- El periodista y premio Nobel de Literatura (1989) escribió algunas recomendaciones para ser un buen periodista:


1- Decir lo que acontece, no lo que quisiera que aconteciera o lo que imagina que aconteció.


2- Decir la verdad, anteponiéndola a cualquier otra consideración y recuerde siempre que la mentira no es noticia y, aunque por tal fuese tomada, no es rentable.


3- Ser tan objetivo como un espejo plano; la manipulación y aun la mera visión espectacular y deliberadamente monstruosa de la imagen o de la idea expresada con la palabra cabe no más que a la literatura y jamás al periodismo.


4- Callar antes que deformar; el periodismo no es ni el carnaval, ni la cámara de los horrores, ni museo de figuras de cera.


5- Ser independiente en su criterio y no entrar en el juego político inmediato.


6- Aspirar al entendimiento intelectual y no al presentimiento visceral de los sucesos y las situaciones.


7- Resistir toda suerte de presiones: morales, sociales, religiosas, políticas, familiares, económicas, sindicales, etcétera; incluida la de la propia empresa.


8- Recordar en todo momento que el periodista no es el eje de nada, sino el eco de todo.


9- Huir de la voz propia y escribir siempre con la máxima sencillez y corrección posible y un total respeto a la lengua.


10- No ensayar la delación, ni dar pábulos a la murmuración, ni ejercitar, jamás, la adulación; al delator se le paga con desprecio y con la calderilla del fondo de reptiles; al murmurador se le acaba cayendo la lengua, y al adulador se le premia con una cicatera y despectiva palmadita en la espalda.