"...-“Gracias, pero no soy linda, muy al contrario. A veces uno no escucha más que un par de oraciones mal intencionadas y ofensivas. No sé cuándo la sociedad cambiará su discurso hacia la mujer. Un discurso que cuando no es para maltratarte es para ofenderte. Parece que tú eres diferente, que eres un verdadero caballero”.
-“Debe ser porque eso me enseñó mi madre: a querer, respetar, admirar y a ...amar a una dama. No me había sucedido, pero que creo que ya está llegando, eso siento”.
-“¿Así?, ¿siente que ya has conocido a una mujer por la cual puedas sentir todo eso?”
-“No lo puedo negar es así, y creo que ella lo sabe; porque mi mirada no engaña, la de ella tampoco; siento que los dos sentimos lo mismo”.
-“Wao, eso debe de ser bonito, sentir algo tan bonito por alguien y ser correspondido”.
-“Ciertamente. No sé qué tanto soy correspondido, pero siento eso por ella. Y ella está ahora…”
-“Dónde está ella ahora, Marino”.
-“Ella está frente a mí, porque eres tú (Wayta Apu)”.
-“!Por Dios! Es la primera vez que alguien me dice algo así, y con tal mirada. No sé qué decir, Marino”.
-“No Tienes que decir nada, las brisas frías del Huascarán lo dirán, pero solo el día en que nuestros labios se choquen a la misma velocidad e intensidad que lo hace un cóndor andino cuando desciende a tierra...”, Pasión Andina, de Raúl Germán, capítulo IV.
No hay comentarios:
Publicar un comentario